No estoy de acuerdo

Muchas, pero muchas cosas me molestan, y no es porque me haya criado con falta de cariño o en una sociedad dictatorial. Aunque mi vida empezó cuando el noticiario 60 minutos aún existía. Crecí en una familia normal, en poblaciones normales, donde habían los niños jugaban en la calle, de día a la pelota y de noche a las escondidas. Donde caminar, andar en bicicleta, correr de los timbres y pedir fiao era parte de la vida cotidiana. Estuve en un colegio normal, con profesores normales y con compañeros normales, con un viaje de estudio normal y con una licenciatura normal. Entré a una universidad normal, prestigiosa y querida por los adultos. Pasé de vivir en una ciudad dormitorio a una que tenía cerros, playa, muelle, ciclovías y muchas calles con edificios de plástico.

Tengo amigos normales, una familia normal y una salud promedio. Me resfrío cuando la gente se resfría y me enfermo con los rota virus normales.

No sé si soy una persona de clase social normal, porque creo que aquí, con siete distintas, ninguna parece más común que otra. Soy C3, algo así como un beta menos. Me hace falta plata para muchas cosas que el consumismo muestra en la tele, tengo que estudiar con crédito. Tuve que aprender a conducir con el auto del papá y no del que me regalaron. Tengo tarjeta en el banco solo porque en la universidad me la dieron gratis, hasta los 24 años. No puedo ir a todos los conciertos porque salen muy caros, y soy de los que reclama la mala producción en comparación a los de Mexico, Argentina, etc.

Tengo 22, por lo tanto soy un adulto que ha terminado su adolescencia y aún no ha dicho todo, aun no se ha adaptado a todo, ni ha querido comprender todo. Muchas veces me desespera ver desde la poca empatía humana hasta apreciar un agónico silencio en peligro de extinción.

Cada noticia o evento que afecta a la sociedad en la cual me encuentro es propia de la decadencia cotidiana y sistemática. Aparentemente estas situaciones van siendo inherentes a la sociedad.

Este blog nació con la idea de crear una memoria con todos los eventos cotidianos que nacen desde el entorno. Sinceramente espero que un día llegue a ser innecesario, o sentir que no soy el único que piensa que hay cosas que están mal y que si hay que cambiarlas.